Sarriguren Web

«Una oportunidad para aprender»

A continuación publicamos en su integridad un artículo de opinión adjuntado por un grupo de padres de Sarrigurren Hace cuatro años, cuando nuestros hijos e hijas comenzaron la escuela, esta les ofreció el  mejor regalo […]

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A continuación publicamos en su integridad un artículo de opinión adjuntado por un grupo de padres de Sarrigurren

Hace cuatro años, cuando nuestros hijos e hijas comenzaron la escuela, esta les ofreció el  mejor regalo que un centro educativo puede ofrecer. La escuela les ofreció diversidad,  esfuerzo, superación, amor, mucho amor y mucho cariño. Ese regalo no venía de la mano  de ningún proyecto o programa educativo, tampoco tenía siglas ni ningún nombre en  inglés. Ese regalo se llamaba Maia. Y la escuela que nos brindó la oportunidad de vivir todo  esto se llamaba Joakin Lizarraga, en Sarriguren. 

Maia tiene ENACH (Enfermedad Neurodegenerativa por Acumulación de Hierro) y esto  condiciona seriamente su día a día. Pero en este tiempo le hemos visto levantarse y andar,  en sentido real y figurado. Junto a ella, nuestras y nuestros txikis han aprendido y vivido  qué es la empatía, el valor de la diversidad, el compañerismo, las ganas de superación… 

Hoy, cuatro años después, ese regalo se nos va, y esto nos entristece y enfada. Su actual  escuela, al parecer, no puede satisfacer todas las necesidades que Maia presenta. ¿No  puede? No lo sabemos, y nunca lo sabremos. Lo que sí sabemos es que con esta pérdida  todas y todos perdemos. Pierde la escuela, pierden nuestras y nuestros txikis y, sobre todo,  pierden Maia y su familia que se ha visto obligada a optar por otra escuela pública ordinaria  que sí atienda sus necesidades, un centro fuera de su pueblo y de su entorno. 

Para esta familia ya es demasiado tarde. Esperamos que nadie más tenga que vivir el  proceso que ha vivido la familia de Maia. Deseamos que, en el futuro, donde algunas  personas ven dificultades aprendan a ver oportunidades y que nuestra escuela, y todas las  demás, se conviertan en centros verdaderamente inclusivos donde tengan cabida muchas  Maias. 

Mientras tanto, no podemos pasar por alto que “otras Maias”, niñas y niños con  necesidades educativas específicas más o menos declaradas, pero con necesidades al fin y  al cabo, y sus familias han pasado y están pasando procesos muy duros por falta de una  verdadera inclusión y atención educativa de calidad, algo que en teoría la ley les promete.  Procesos dolorosos que la mayoría de la sociedad desconoce. Sirva este escrito también  como homenaje a todas esas personas. 

No podemos finalizar este relato sin subrayar que para todas las personas que hemos  tenido la oportunidad de compartir raticos con Maia y su familia estos han sido un REGALO  con mayúsculas. La vida no nos ha podido ofrecer mayor oportunidad de aprendizaje. 

ESKERRIK ASKO ZURIÑE, TXETXU, OIER ETA BEREZIKI, MAIA.

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