La semana pasada, una lechuza protagonizó una insólita escena en Sarriguren al adentrarse en un garaje subterráneo, llegando hasta el segundo piso. Este peculiar visitante nocturno desconcertó a los vecinos, que rápidamente avisaron a los guardas forestales. Gracias a su intervención y la ayuda de la persona que dio la alerta, el ave fue rescatada y liberada al aire libre, sana y salva.
Una #lechuza se despistó y se metió en un parking subterráneo hasta el segundo piso. Entre Guarderío y el alertante consiguieron sacarla a la calle. pic.twitter.com/ZrXvtJH0DB
— Basozainak / Guarderío de Medio Ambiente (@Guardas_na) December 4, 2024
Las lechuzas, conocidas por su misteriosa mirada y su vuelo silencioso, son aves rapaces nocturnas que suelen habitar en zonas abiertas, como campos, bosques o áreas rurales. Con su aguda visión y oído, cazan pequeños mamíferos, insectos y otros animales durante la noche. Sin embargo, como ocurrió en este caso, pueden despistarse y aventurarse en entornos urbanos en busca de alimento o refugio.
A menudo confundidas con búhos, las lechuzas se diferencian por su aspecto más estilizado y su característico disco facial, que actúa como un radar natural, captando sonidos con precisión. Aunque son animales tímidos y evitan el contacto humano, no es raro que, desorientadas por las luces artificiales o el ruido, se acerquen a lugares poco habituales para ellas, como un parking subterráneo.
Tras el peculiar rescate en Sarriguren, la lechuza volvió a su hábitat natural, recordándonos que, incluso en la ciudad, la naturaleza puede sorprendernos en los lugares más inesperados.