ARIMA no solo ofrece terapia, sino que se erige como un refugio integral de apoyo, transformando vidas mediante la construcción de relaciones más saludables y satisfactorias; por otra parte también ofrece talleres personalizados con necesidades específicas en la comunidad, temas de crianza, prevención del bullying...
¿Cuál es la situación/percepción actual de las parejas?
En la actualidad, se percibe un cambio en el vínculo relacional de las parejas, requerimientos económicos y sociales, enmarcan contextos nuevos, incluyendo un cambio de valores. En la la pareja postmoderna se percibe un cambio en la dinámica relacional en comparación con generaciones anteriores. Hoy en día, se refleja una tendencia hacia la centralidad en el "yo" y la expectativa de que la pareja satisfaga todas las necesidades,vemos a la pareja en función de la satisfacción de nuestros deseos personales, en una sociedad donde lo inmediato y superficial cada vez cobra más protagonismo. Si queremos construir vínculos más profundos y equilibrados en la pareja, sería importante integrar y desarrollar tres aspectos; el vínculo con la comunidad, la construcción de un nosotros con proyectos comunes y el desarrollo y crecimiento del yo personal.
Las numerosas exigencias a las que se enfrenta la pareja: cuidar el equilibrio en la relación, ser productivos en el entorno laboral, cuidar el espacio personal y a la persona con la que convivimos, crianza en el caso de tener criaturas, hace que las expectativas y exigencias sean altas y notamos una tendencia a la evitación y búsqueda de escape, muchas parejas funcionan como equipos de gestión para llegar a todo y focalizan el disfrute fuera de la pareja.
¿Qué fases existen en el desarrollo de una pareja?
El desarrollo de una pareja atraviesa varias fases. La primera es el enamoramiento, con intensa pasión y expectativas sobre la otra persona y la relación. Aquí, mostramos la parte más bonita. Esta etapa puede generar mucha intensidad emocional y apego. Cuando termina este enamoramiento inicial, la realidad se revela, y la fase de amor maduro inicia, donde encontramos más conflictos, pero también más autenticidad, se ve a la otra persona con aquellos aspectos que hasta ahora no se contemplaban, nos mostramos realmente como somos. En esta etapa, se elige conscientemente al compañero o compañera, aceptando sus luces y sombras; cada miembro es responsable de su propio amor, y no pide a la otra persona que le de lo que no tiene. Las características del amor maduro incluyen confianza, comunicación profunda sobre sentimientos, compromiso con un proyecto común, apertura a relaciones sociales, responsabilidad individual en el amor, intimidad, pasión y equilibrio en el dar y recibir. En relaciones de muchos años se podría entrar en una última fase de amor comprometido donde aquí la pasión baja.
¿Cuál es uno de los grandes errores de una pareja?
La falta de tiempo, tanto en parejas como a nivel social, afecta la conciliación y genera cargas en el modo supervivencia familiar. La gestión del tiempo, especialmente con hijos, se percibe como un estresor adicional en una sociedad enfocada en el constante hacer. La dificultad para encontrar momentos de ser, sin hacer nada, se relaciona con la sensación de perder el tiempo. Existe una falta de comprensión sobre las implicaciones de vivir en pareja, pensando que la pareja tiene que sostener nuestra felicidad, con lo que a veces ahogamos las relaciones, o que la otra persona cambiará, cuando en ese área no tenemos poder. En terapia sistémica vemos como el cambio en uno mismo puede favorecer el cambio en la dinámica familiar, y esto a veces pasa porque por ejemplo, si la relación nos genera inseguridad, y tenemos miedo a que el vínculo se rompa o se distancie, podemos llegar a suprimir nuestras emociones y necesidades propias por no enfadar a la otra parte y evitar el conflicto; si se hace un trabajo terapéutico donde se produce un cambio individual, puede llevar a movimientos en el sistema familiar, a veces el movimiento es la separación, otras poner límites y que la otra parte se recoloque y puedan crecer ambos miembros y la relación.
¿Cómo impactan los hijos en una relación?
La relación de pareja despierta historias pasadas basadas en nuestras propias experiencias familiares y modelos de apego. Los choques surgen al confrontar las formas en que fuimos educados y acordar un modelo de crianza para los hijos. Trabajar en equipo es clave para que los hijos se sientan seguros, pero a veces entran en juego nuestras propias heridas de la infancia.
Para mantener la conexión de pareja después de convertirse en padres, es crucial asumir el cambio en el tiempo dedicado a los hijos. Reconocer la realidad de que habrá menos espacio para la pareja y aún así sentirse como un equipo es fundamental. Ver lo mejor de la situación y verbalizar las necesidades, expresando el deseo de seguir viéndose como pareja, puede ser beneficioso. Buscar pequeños espacios para hablar y conectarse, cultivando detalles diarios como dar un beso al llegar, preguntar cómo le ha ido el día a la otra persona, contribuye a mantener la conexión.
¿Observan dificultades en la expresión emocional de las niñas y niños con los que trabajan?
En ocasiones nos encontramos con niñas o niños más retraídos, o explosivos con dificultades para manejar el enfado, o con dificultad para integrar determinadas vivencias que les generan malestar. Exploramos lo que está sucediendo, viendo las posibles emociones que hay debajo de la conducta, centrándonos en aquello que viven y favoreciendo la expresión emocional especialmente a través del juego. La mirada comprensiva es clave, en paralelo trabajamos con los padres para ayudarles en el acompañamiento del día a día a calmar a los hijos e hijas y sostener sus emociones. La psicoeducación con los padres se centra en que los niños se sientan vistos, en fortalecer un apego seguro y en la coherencia en los límites, que aportan seguridad. Adaptarnos al lenguaje de las niñas y niños a través de juego es clave, de esta manera facilitamos la expresión de su mundo emocional, fomentando la flexibilidad y confianza.
¿Cuáles son los desafíos comunes que impiden a muchas parejas alcanzar ese reconocimiento mutuo?
El cansancio y el estrés, vinculados al modo supervivencia, dificultan la conexión y el reconocimiento en las parejas. La falta de tiempo para relajarse impide mirarse a los ojos y conectar. Esta desconexión se relaciona con el estrés, la falta de conciliación y la dificultad para mirarse a uno mismo. La expectativa de que el otro cambie dificulta la reflexión sobre cómo cada uno puede ser una mejor pareja.
¿Cómo se puede ser mejor pareja?
Se necesita un trabajo personal para identificar aspiraciones y valores en la relación. Mejorar la comunicación expresando sentimientos sin herir al otro. Evitar discusiones basadas en la demanda o queja, es decir, expresar nuestras necesidades sin atacar, reconociendo deseos y sentimientos, para que la otra parte no active el modo defensa. Si hay conflicto, que lo habrá, poner el foco en la reparación del mismo, ¿qué pasa después? ¿podemos expresar cómo lo hemos vivido?¿nos dejamos de hablar durante días?. Que haya congruencia entre lo que expresamos y hacemos, que se atiendan las necesidades de ambos por igual, que haya flexibilidad en los roles y no rigidez, no dejar que se acumulen conversaciones incómodas, (pero no saturar la relación con ellas), fomentando un refuerzo de las cualidades de la persona que hemos elegido como compañero, mediante la gratitud. Querer seguir conociéndonos y evolucionando, al fin y al cabo nadie es igual que cuando nos conocimos, y el ciclo amoroso no es constante.
¿Por qué es difícil expresar nuestros sentimientos a la otra parte?
Desde la base, hay poca capacidad para reconocer y expresar emociones, tanto en la educación emocional como en la familia. Es esencial aprender a hablar desde nuestras propias experiencias emocionales, y también enseñar a los hijos a explorar más allá de la conducta, entendiendo cómo se sintieron y qué necesitaban en esos momentos. La clave es fomentar un enfoque más reflexivo y profundo en lugar de quedarse con explicaciones simplistas, ayudando a los niños a pensar y comprender sus emociones. Lo importante no es tener la razón, es sentirnos comprendidos para construir una base de intimidad emocional, donde poder ser como somos.
¿Cuáles serían los pilares importantes para que una relación funcione?
Podríamos decir que hay cuatro aspectos fundamentales que facilitan que la relación de pareja sea un espacio de crecimiento y bienestar, que son; tener una escala de valores parecida, existencia de acoplamiento sexual, compatibilidad de carácter y un proyecto de vida en común.
Sobre esta base, es importante cuidar el equilibrio en el dar y el recibir, implicando un intercambio equitativo y compensado en la expresión de cariño, responsabilidades y cuidado mutuo; cultivar el sentimiento de pertenencia, generando una sensación de presencia mutua en la relación y en la construcción de un nosotros; y jerarquía igualitaria, donde cada miembro ocupa su lugar sin roles de superioridad ni abuso de poder.
Y en este contexto e interacción, creado por dos personas, es donde se establece un vínculo seguro con la pareja donde poder crecer y evolucionar, siendo necesario renovar los pactos de pareja cada cierto tiempo.
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