El Coordinador Especial de la ONU para el Oriente Medio, Nicolai Mladenov, advirtió al Consejo de Seguridad que la inacción que rodea al proceso de paz entre israelíes y palestinos tiene un costo que se puede medir en vidas humanas y en sufrimiento
Al realizar su comparecencia mensual ante el órgano de seguridad, Mladenov afirmó que la situación en el terreno cambia de manera ininterrumpida y peligrosa, con el ímpetu que muestran los que proponen la expansión de los asentamientos israelíes y las crecientes divisiones entre palestinos.
“Los defensores del statu quo, los críticos de la solución de dos estados no ofrecen alternativas viables que satisfagan las aspiraciones legítimas nacionales e históricas de israelíes y palestinos. La alternativa es una ocupación sin fin, un conflicto perpetuo que cultiva la ira entre los pueblos de Palestinas e Israel y que alienta a los radicales de toda la región”, dijo.
Tras describir la grave situación de hacinamiento de los habitantes de Nablus, en Cisjordania, Mladenov subrayó que lo que la gente necesita son líderes valientes en ambas partes, que trabajen de manera conjunta en el diseño de una estrategia clara de paz y seguridad.
El enviado de la ONU también recordó a Israel que el proyecto de ley para la legalización de enclaves judíos en territorio ocupado de Cisjordania que está tramitando su Parlamento sería ilegal.
«Si se ratifica, constituiría una violación de la legislación internacional y, según el propio fiscal general de Israel, sería inconstitucional», señaló.
El diplomático recordó que, de adoptarse, la ley «permitiría la expansión de asentamientos ilegales y de construcciones en tierras privadas palestinas».
El Coordinador Humanitario de la ONU, Stephen O’Brien, también presente en la reunión, señaló que el 70 por ciento de la población de Gaza recibe alguna forma de asistencia internacional, y sin embargo, la ONU ha visto limitada su capacidad para enviar asistencia por restricciones cada vez mayores.
En Cisjordania O’Brien dijo que el ritmo de demoliciones y las confiscaciones realizadas por los israelíes supera el registrado en años anteriores, y que este año duplicó la cifra de 2015.